Reseña de Libro
LA REBELIÓN DE LAS MASAS
José Ortega y Gasset
La rebelión de las masas es una de las obras más conocidas de Ortega y Gasset. Con el objetivo de explicar la sociedad que le toca vivir, el filósofo español desarrolla en ella una de las ideas claves de su pensamiento: el hombre-masa.
El ensayo filosófico de Ortega y Gasset no habla del levantamiento popular o de la revolución como la conocemos, sino que define y explica la aparición del hombre-masa y los Estados que este crea. Pero ¿quién es este hombre? ¿Qué tipo de realidad elabora a su alrededor? ¿Por qué es relevante hoy día?
Sin cobardía, el pensador expone lo que opina de su tiempo, de la época que le ha tocado vivir, desde su punto de vista, una realidad vacía, llena de apariencias pero sin profundidad, sin objetivos, protagonizada por el hombre-masa.
¿Quién teme al hombre-masa?
El concepto de hombre-masa es una de las contribuciones más relevantes de Ortega y Gasset a la historia de la filosofía occidental. Este es el hombre de su tiempo, el conformista al que la vida le parece fácil, que se siente en control de la realidad que le rodea y que no se somete o siente sometido a nada ni a nadie. Es un individuo egoísta y mimado, un ser cuya máxima preocupación es él mismo. Este también es el hombre del siglo XXI, preocupado por las tendencias y las apariencias, poco profundo.
«El hombre-masa (…) sintiéndose vulgar, proclama el derecho a la vulgaridad y se niega a reconocer instancias superiores a él»
El filósofo español centra parte de su argumento en la imposición de la masa sobre el total de la sociedad, ya que esta masa alocada no ve más allá de sí misma, no respeta, no sigue. La masa se impone. Los que tradicionalmente se consideraban lujos reservados a unos pocos, se convierten ahora en los placeres a los que todos tienen acceso. La masa ya no va detrás, ahora se coloca en cabeza: «El ejército humano se compone ya de capitanes». El hombre del presente se ve a sí mismo más merecedor, que su «vida es más vida que todas las antiguas (…) que el pasado íntegro se le ha quedado chico a la humanidad actual».
El hombre-masa es autosuficiente. «Por lo menos en la historia europea hasta la fecha, nunca el vulgo había creído tener ‘ideas’ sobre las cosas. Tenía creencias, tradiciones, experiencias, proverbios (…) Nunca se le ocurrió oponer a las ideas del político otras suyas; ni siquiera juzgar las ‘ideas’ (…) Hoy, en cambio, el hombre medio tiene las ideas más taxativas sobre cuanto acontece y debe acontecer en el universo. Por eso ha perdido el uso de la audición. ¿Para qué oír si ya tiene dentro cuanto le hace falta?». La rebelión de las masas es un ensayo sobre el triunfo de la vulgaridad a manos de este hombre-masa que la hace constar, la sitúa por encima de todo. Es casi como si no respondiese a razones; posee todos los poderes. Él se lo guisa y él se lo come.
El «especialista», un sabio-ignorante
Por otra parte, con mucho sentido del humor y cierto grado de preocupación, Ortega se aventura a definir otro tipo de ejemplar propio de su tiempo y que se extiende hasta el presente: el especialista. Al explicar cómo es este individuo, el autor se encuentra con que, en el pasado, era sencillo y fácil agrupar a los hombres. Existían dos grupos: sabios e ignorantes, y dentro de cada uno, varios grados. El especialista, que a principios de siglo llegó a su «más frenética exageración», es un hombre que «no es un sabio, porque ignora formalmente cuanto no entra en su especialidad; pero tampoco es un ignorante, porque es un hombre de ciencia y conoce muy bien su porciúncula (pequeña porción de tierra) de universo. Habremos de decir que es un sabio-ignorante» ya que, dependiendo del tema en cuestión, se comportará de una u otra manera.
Hoy día podría decirse que la situación se ha acentuado y generalizado hasta tal punto que todo el mundo, cualquier individuo, opina. O mejor dicho, impone su opinión sobre cualquier materia. El hombre-masa es especialista en todo y más que nunca se siente en posesión de la verdad, su verdad, y trata de imponerla.
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