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Relatos de vida...

La educación de nuevos profesionales demanda, en los actuales tiempos, que las instituciones responsables de esta tarea impulsen y apoyen el gusto y el constante ejercicio por la lectura y la escritura creativa. Una de las alternativas con las que se cuenta es el del relato. Narrativas sencillas de la vida cotidiana que pueden estar cargadas de esa mezcla perfecta entre lo real y lo imaginario. Son escritos sin pretensiones más que la de sentir que somos capaces de expresar por escrito mucho de aquello que suele producir y permanecer en nuestro pensamiento. En tiempos en los que la tecno-ciencia, los algoritmos, las normas y todo aquello que el hombre crea para hacer de la vida una repetición constante, más valor adquiere la capacidad y el deseo por no dejar pasar la vida sin que nos detengamos unos minutos a registrarla en nuestro pensamiento y luego la traslademos a la palabra.


Relatos sencillos como quienes los escriben. Jóvenes con un sentido amplio, crítico y sensible con la vida que les ha correspondido. Relatos que expresan inquietudes, anhelos, angustias superadas o por superar. Relatos que involucran a otros, a aquellos con los que conviven, o con quienes se han encontrado en algún momento de la vida y han cruzado palabra.


Relatos llenos de sabiduría, pero tan bien de todo lo que tienen por aprender. Vale la pena leerles. Como también vale la pena que la educación a nivel superior deje espacios para este tipo de práctica que sin duda alguna hace del hombre y de la mujer seres más humanos y tal vez más comprometidos con sus procesos de formación. Primera entrega: once relatos. (Click en la imagen)



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